Publicado el 06 de Mayo del 2012

Hace algún tiempo fuimos testigos de un hecho poco usual, como fue la compra de INTERBANK a CRAC Nuestra Gente, de la cartera de créditos de consumo, otorgada bajo la modalidad de descuento por planilla, a través de Convenio con 71 instituciones, por un monto de hasta 105% del saldo capital a la fecha de transferencia efectiva.

La noticia, que pasó desapercibida para algunos, era un recordatorio para las Instituciones de Microfinanzas – IMF, de que su segmento natural eran los microempresarios y nunca era tarde para enderezar el camino. Si por algún momento se pensó que se podía competir con la banca en algunos nichos de mercado, tales como, los préstamos de consumo, bajo la modalidad de descuento por planilla, todavía había tiempo de rectificar.

Como es harto conocido, las IMF no pueden competir con la banca, debido a sus mayores costos de fondeo, gastos operativos y provisiones de cartera. Situación que se refleja día a día, en la pérdida de colocaciones, producto de la compra de deudas, por parte de la banca, precisamente, de aquellos créditos que erróneamente fueron otorgadas a los segmentos tradicionalmente atendidos por ella, tales como, los trabajadores dependientes formales de las empresas no minoristas (corporativas, grandes y medianas), cuya cereza lo constituyen los préstamos bajo la modalidad de descuento por planilla. Ello, sin mencionar, los créditos de mediana empresa e hipotecarios.

Como claro ejemplo de esta lucha desigual, encontramos que los Convenios Institucionales que atiende la Banca, ofrecen hasta el 12% de tasa de costo efectivo anual, mientras que el costo de fondeo de las IMF puede llegar al 10%, sin considerar la prima de riesgo y el gasto operativo.

Ante ello, la pregunta de rigor es: ¿deben las IMF seguir colocando créditos de consumo?. Mi opinión es que sí, pero a los segmentos que les corresponde, tales como: los trabajadores dependientes de las microempresas y los microempresarios con necesidades de consumo.

No olvidemos, que en el caso de Perú, de los 18 millones de peruanos que laboran de manera dependiente o independiente, solo 3.5 millones de compatriotas están en planilla (2.5 millones en el sector privado y 1 millón en el aparato estatal) y existen de 12 o 13 millones de peruanos que trabajan en las pyme. Es decir, tres de cada cuatro peruanos no están en planilla, lo que se traduce en un gran mercado por explotar.

Por su parte, las IMF cuentan con la tecnología crediticia adecuada para evaluarlos.

En el caso de las microempresas, atender sus necesidades de consumo evitaría distorsionar el destino del crédito, que muchas veces se computa como préstamo para capital de trabajo, cuando en realidad es para situaciones personales (matrimonio, bautizos, fiestas patronales, cumpleaños, fallecimientos, etc.). Hecho que tergiversa la información del negocio y se refleja en nulo crecimiento de inventarios cuándo el préstamo fue aparentemente para su incremento.

En cuanto a la posibilidad de riesgo crediticio por la pérdida de empleo por parte de los potenciales prestatarios, el crecimiento económico sostenido a lo largo de más de quince años, son el mayor mitigador.

Finalmente, no debemos olvidar, que la tasa de interés siempre recogerá la prima de riesgo crediticio del segmento a atender.

Autor
Iván Lozano Flores